Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste (PNNL) del Departamento de Energía ha logrado un avance significativo en el diseño de baterías de flujo utilizando un aditivo común en alimentos y medicamentos llamado β-ciclodextrina, derivado del almidón. El estudio, publicado en la revista Joule, revela que la batería de flujo mantuvo su capacidad de almacenamiento y liberación de energía durante más de un año de ciclo constante.

Un aditivo común en alimentos y medicamentos ha demostrado que puede aumentar la capacidad y la longevidad de un diseño de batería de flujo de próxima generación en un experimento que establece un récord.